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jorge camacho

Una pasión azul y roja

<center>Una pasión azul y roja</center> Un golpe en el pecho. Un estruendo que avanza sin lugar. Color y euforia envuelven a una masa. Unida. Derrochadora de energía. Entregada. Única. Pasional. Son pocas pero son las palabras que tratan de representar lo que se respira en la popular de San Lorenzo.

Los colores rojo sangre y azul profundo envuelven los ojos de los visitantes. Atemorizando a los rivales y envalentonando a los más débiles. Entregando el acompañamiento que necesita una institución como la de Boedo.

Basta con recorrer la historia del club para sentir el amor de los hinchas por la camiseta, por lo jugadores emblema como Sanfillipo, el “bambino” Veira, la “oveja Telch, el “pipo” Gorosito entre otros tantos buenos hombres que supieron responder a la historia que les antecedía y que ellos se encargaron de engrosarla.

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Los Matadores del 68


El campeonato del 33, allá por la lejana y mítica época de inicios de un profesionalismo que hoy se ve vendido por el mercantilismo que rodea al fútbol y que conlleva a un terrible estado de banalización: se ha perdido el verdadero espíritu del juego en conjunto. Pero ese es tema de otro día.

El campeonato del 46 marcó un hito en una época de oro puro en el fútbol argentino. La dupla rosarina: Farro-Pontoni-Martino generó una revolución, desde las canchas y en las tribunas. Basta ver en las fotos la exaltantes tribunas dotadas de sombreros de la época, elegantes sobretodos y caballerescos modales que caracterizaban al tablón de la época.

La dupla goleadora del 59 esta en la retina de los más grandes plateístas, aun se recuerdan las cabriolas del “nene” Sanfilipo que llevaron al equipo a alcanzar el titulo con record de puntos de ventaja y de mayor asistencia en un solo campeonato.

Los Carasucias e invictos del 68 forman parte de los recuerdos que cuelgan de las paredes del nuevo estadio cuervo. Un campeonato ganado con la habilidad de un técnico que luego supo darnos alegrías: el brasileño Tim.

Los matadores del 72-74 fueron los artífices de dos hechos fundamentales: el record imbatible del “gringo” Scotta y la construcción de la sede deportiva para los socios. Un aluvión de pequeños cuervos se enrolaron en la pasión azul y sangre.

Los golpes mas duros vinieron luego: la quiebra del club, el remate del viejo gasómetro (convertido en un supermercado) y el mas fuerte de todos: la perdida de la categoría en ese campeonato del 81, ese que tenia a Maradona en Boca arrasando a los rivales.

Pero la grandeza de la hinchada, una muestra de la fidelidad a las tardes de domingo hicieron que San Lorenzo sólo durara una temporada en la B, su gente se porto a la altura: record de asistencia con picos de 40000 hinchas por partido, y pensar que se jugaba en los sábados.

La vuelta en rosario del 95, empapada de lagrimas del “bambino” Veira enternecen y conmueven hasta el mas duro de los incrédulos. Una muestra de ese amor al club se reflejo en las 45000 personas que inundaron en la caravana más grande que se haya visto entre Buenos Aires y Rosario.

El amor entre los hinchas y el club fue, es y será la unión más intima que muchos, por no decir todos, los fanáticos del fútbol podrían tener en su vida.

1 comentario

el cuco -

fomes¡¡¡¡¡¡¡